La madurez de un género que hoy nos exige evolucionar y así, proyectar un gran futuro que represente nuestra cultura.
Algunos, historiadores y musicólogos, establecen los orígenes de la guaracha en la España, que tuvo fuertes influencias de culturas del norte de África, y que más tarde se encontraron con otras corrientes Africanas en Cuba. Donde el género musical siempre sé enmarco dentro de fiesta y la celebración de las clases populares. Es allí en Cuba, en donde a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, se datan los orígenes de este género musical. Obviamente, estamos hablando de una época analógica, que evolucionó hasta nuestros días y que ha permeado diferentes estilos musicales, gracias a un eje central que podemos definir en sus relaciones con la fiesta y la alegría.
Una autopista que ha facilitado la rápida adopción, la amalgama de culturas, y la movilidad de sonidos y ritmos, es el idioma Castellano que compartimos en Hispanoamérica, y en especial en el territorio latino de nuestro continente americano, desde el norte hasta la tierra del fuego en el sur continental, y por todo este territorio estos sonidos y ritmos han ido evolucionando, influenciado y mutando. Al punto que hoy nos vemos confrontados a establecer seriamente no solo los orígenes, sino el presente y el futuro de un género a veces cuestionado, a veces señalado, pero que sin dudas es el preferido hoy en día en la escena electrónica musical, sobre todo a la hora del remate de las fiestas.
Guaracha, aleteo, zapateo, hasta chancleteo, es así como en Colombia se le ha llamado a este conjunto de ritmos, sonidos y estilos que ha acompañado el trabajo de cada vez más productores y DJs, que en su mayoría ya contaban con un trabajo previo en géneros como el House. Esto, gracias a la preferencia de las audiencias, y que nos ha llevado sin duda alguna, a hoy, a alcanzar una madurez y solidez que se evidencia no solo en el género musical, pero también en las audiencias. Atrás quedan en definitiva esos señalamientos sobre la relación del género, por el uso que se dio de este, en determinados grupos o colectivos. Y hoy esta evolución nos obliga como productores, audiencias y medios a establecer entonces un nombre que esté al nivel de esta nueva realidad.
La propuesta está inspirada en que hoy, observando con perspectiva, no solo la historia, de donde vienen los sonidos, las culturas, y territorios que hemos impactado, sino también la actualidad que nos exige, llevar toda esta evolución a un género claramente diferenciable de sus influencias, de su pasado, y de sus polémicas. Y que así como musicalmente existe un código, de ritmos, sonidos, estructuras, patrones propios del estilo musical, y que se acompañan de colores, vestuarios, ambientes y expresiones verbales. Logremos crear una convención que nos permita avanzar en la formación de nuestros públicos, y compartir un código común de comunicación que todos comprendan.
Es por esto que lo que antes se llamaba Guaracha, hoy existe la necesidad de evolucionar y representar toda una cultura musical diferente y propia, mediante un nombre como el que propongo, Urban Tribal (Triban), que sea fácilmente identificable por audiencias, medios y productores, o cualquier agente del sector, y que nos permita acompañar la evolución, la madurez y la cultura propia de nuestro público, que ya no se identifica con la cultura polémica, o con comportamientos antisociales, sino muy por el contrario, hoy reclama su propia identidad. Dejo entonces en consideración mis planteamientos, pues sé que dependerá de la forma en que la escena tome esta propuesta, y la implemente y la haga parte del día a día. Queda en todos que logremos acuñar este nuevo nombre que identifique nuestra cultura, nuestros sonidos, y nuestra propia identidad.
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